“El Alfarero y la Escultura Rota”
Un día, Tomás recibió un encargo especial: crear una escultura para la plaza principal del pueblo, que representara la fuerza y resiliencia de su gente. Trabajó día y noche, cuidando cada detalle. Pero, justo cuando estaba por terminar, una tormenta inesperada derrumbó su taller y rompió la escultura en mil pedazos.
Devastado, Tomás se sentó frente a los restos de su obra, sintiendo que todo su esfuerzo había sido en vano. Pensó en rendirse, en abandonar el proyecto. “Tal vez no estaba destinado a ser”, se repetía una y otra vez.
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Pero entonces, su hija pequeña, Clara, se acercó y le dijo:
—Papá, ¿por qué no intentas algo diferente? ¿Y si no necesitas hacer una escultura perfecta? ¿Y si puedes usar los pedazos rotos para crear algo nuevo?
Las palabras de Clara resonaron en el corazón de Tomás. Decidió recoger los fragmentos rotos y, en lugar de desecharlos, los usó para construir una nueva obra: una escultura hecha de piezas imperfectas, cada una contando una historia propia. Cuando la escultura fue finalmente colocada en la plaza, se convirtió en un símbolo de esperanza. La gente decía que la obra reflejaba la verdadera naturaleza del pueblo: imperfecta, pero resiliente.
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Con el tiempo, la escultura ganó reconocimiento en toda la región. Personas de otros pueblos venían a verla y se llevaban consigo una importante lección: la perfección no es la meta; lo que importa es cómo nos adaptamos a los desafíos y cómo transformamos nuestras dificultades en oportunidades.
Tomás aprendió que, como alfarero, su trabajo no era crear cosas perfectas, sino darles forma con lo que tenía a su disposición. Y esa fue la mayor obra de arte que jamás creó: una vida moldeada por la adaptabilidad y la perseverancia.
Lección y Moraleja:
Esta historia nos enseña que los contratiempos y las adversidades no son el final de nuestro camino, sino una oportunidad para reinventarnos. Así como Tomás aprendió a trabajar con piezas rotas, también nosotros debemos aprender a adaptarnos a los cambios y a moldear nuestra vida según las circunstancias que se nos presenten.
La moraleja es clara: la flexibilidad y la capacidad de adaptación son las verdaderas claves del éxito. No importa cuántas veces se rompa el plan inicial, lo importante es no rendirse y seguir moldeando hasta crear algo hermoso y significativo.
Por: William de Jesús Vélez Ruíz [WilliVeR]
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