“Pregúntame”
Pasaje Bíblico: Salmo 2:8 - "Pide solamente, y te daré por heredad las naciones, como posesión tuya toda la tierra."
hoy te invito a meditar en una verdad poderosa: Dios espera que le pidas. A veces vivimos cargando con sueños y deseos profundos, anhelos que hemos enterrado en nuestro corazón porque creemos que no son posibles o que no merecen ser presentados ante Dios. Nos esforzamos por orar por los demás, por las necesidades de otros, pero cuando se trata de nosotros mismos, titubeamos. Sin embargo, la Escritura es clara: Dios nos llama a pedir.
El Salmo 2:8 nos presenta un mandato y una promesa: “Pide solamente, y te daré por heredad las naciones.” Dios no nos está diciendo que pidamos pequeñas cosas, ni tampoco que limitemos nuestras peticiones por miedo a sonar egoístas. ¡Al contrario! Él nos desafía a pedir en grande, a confiar en que los sueños que Él ha plantado en nuestro interior no son fruto de la casualidad. Son semillas divinas que Él mismo ha puesto, esperando que, por medio de la oración, demos el primer paso hacia su cumplimiento.
¿Por qué debemos pedir?
Primero, porque pedir a Dios es un acto de fe. Cuando oramos y le pedimos a Dios, estamos reconociendo que nuestra vida está en Sus manos, que dependemos de Su poder y gracia para que nuestros anhelos más profundos se hagan realidad. Santiago 4:2 nos recuerda que "no tenemos, porque no pedimos". En otras palabras, muchas veces nos encontramos viviendo lejos de la plenitud de nuestros sueños y propósitos simplemente porque no hemos tenido la valentía de pedirle a Dios que los cumpla.
¿Qué podemos pedirle a Dios?
Dios no solo espera que pidamos por nuestras necesidades inmediatas, sino también por esos sueños que parecen inalcanzables. Jesús mismo nos dice en Mateo 7:7-8: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe.” Dios quiere que nos acerquemos a Él con la confianza de un hijo que sabe que su Padre es amoroso, generoso y tiene el poder para abrir puertas que parecen cerradas.
- Sueños ocultos: Esos proyectos que has guardado en tu corazón, como abrir un negocio, volver a estudiar, o restaurar una relación rota. No los descartes. ¡Pídele a Dios que los haga posibles!
- Promesas no cumplidas: Hay cosas que Dios ha prometido en Su Palabra, pero que aún no has visto manifestarse. Tal vez estés esperando sanidad, libertad financiera o una respuesta a una situación que lleva años sin cambiar. No dejes de pedir.
- Restauración familiar: Quizás tengas un familiar con quien no has hablado en años. Aunque las circunstancias parecen imposibles, Dios es especialista en lo imposible. ¡Atrévete a pedir por esa restauración!
Atrévete a pedir en lo imposible
Cuando miramos la historia bíblica, vemos ejemplos de hombres y mujeres que se atrevieron a pedirle a Dios lo imposible. Ana, en su dolor y desesperación, le pidió a Dios un hijo (1 Samuel 1:10-11), y Él respondió a su clamor, dándole a Samuel, quien se convirtió en uno de los mayores profetas de Israel. Elías pidió que no lloviera durante tres años, y Dios respondió (Santiago 5:17). Estos ejemplos nos muestran que Dios no tiene límites para lo que puede hacer.
Entonces, te pregunto: ¿Cuál es tu sueño? Tal vez sientas que no tienes los recursos, el tiempo o las conexiones necesarias para hacerlo realidad. Pero hoy Dios te dice: “Solo pide.” En esos momentos de oración a solas, cuando todo parece imposible, sé honesto con Dios. Dile lo que hay en tu corazón y confía en que Él puede abrir un camino donde no lo hay.
Puedes decir:
- “Dios, no veo cómo podría empezar mi propio negocio, pero te pido que abras las puertas y me guíes en el proceso.”
- “Dios, me encantaría volver a estudiar, pero no tengo tiempo ni dinero. Te pido que abras el camino.”
La clave está en atreverse
Dios está dispuesto a responder, pero debemos atrevernos a pedirle en fe. Hay sueños y promesas que Él ha depositado en ti, esperando que te acerques con confianza para que se cumplan. No es egoísta pedir, no es malo desear algo grande. Dios nos ha dado el permiso divino para soñar y pedir en grande.
En esta temporada, te desafío a hacer de la oración una parte vital de tu vida diaria, pero no solo para interceder por otros, sino también para presentar tus sueños y anhelos ante Dios. Él no solo escucha, sino que está listo para obrar a tu favor.
Aquí tienes algunos ejemplos prácticos basados en el mensaje de “Pregúntame,” aplicables a la vida diaria en el hogar, el trabajo y las relaciones con amigos:
1. En el hogar: Oración por la restauración familiar
Imagina que llevas años sin hablar con un miembro de tu familia, tal vez por una pelea o un malentendido que nunca se resolvió. Aunque parece imposible, puedes hacer lo que el Salmo 2:8 nos invita: pedirle a Dios por esa restauración. Ora de manera específica, pidiendo que Dios sane las heridas, abra puertas de comunicación y restaure la relación. A veces, lo único que falta es la valentía de pedirle a Dios que haga el milagro y luego actuar con humildad, enviando un mensaje o haciendo una llamada para iniciar la reconciliación.
Ejemplo práctico: Después de orar por ese familiar con quien no hablas, puedes decidir enviarle un mensaje de texto diciendo: “He estado pensando mucho en ti y me gustaría que pudiéramos hablar. Espero que estés bien.”
2. En el trabajo: Orar por nuevas oportunidades
Quizás tienes el sueño de avanzar en tu carrera o empezar un nuevo proyecto, pero sientes que no tienes los recursos o el tiempo necesario. En lugar de rendirte o quedarte en la frustración, lleva ese deseo en oración a Dios. Pídele que abra las puertas correctas, te dé las conexiones necesarias y la sabiduría para gestionar tu tiempo.
Ejemplo práctico: Si sueñas con un ascenso o cambiar de trabajo, puedes orar cada día antes de empezar tu jornada laboral: “Dios, sé que tienes un propósito para mí aquí, pero también pongo en tus manos mi deseo de crecer profesionalmente. Te pido que me guíes y abras las oportunidades correctas.” Luego, puedes comenzar a mejorar tus habilidades, asistir a talleres o hacer networking, confiando en que Dios guiará tu camino.
3. En las relaciones con amistades: Oración por reconciliación y crecimiento
Las relaciones con amigos también pueden enfrentarse a momentos de distanciamiento o malentendidos. En lugar de dejar que una amistad importante se pierda, pídele a Dios que te ayude a sanar cualquier herida o resentimiento que haya surgido. Ora para que te dé la sabiduría para hablar con ese amigo y restaurar la relación.
Ejemplo práctico: Después de orar por esa amistad que ha estado en conflicto, puedes acercarte a tu amigo y decirle algo como: “Me gustaría que pudiéramos hablar de lo que pasó entre nosotros. Valoro nuestra amistad y quiero arreglar las cosas.”
4. En el hogar: Oración por la paz y la unidad familiar
En la vida familiar, pueden surgir tensiones y malentendidos cotidianos que afectan la convivencia. A veces, el estrés o las preocupaciones personales se filtran en las conversaciones y generan discusiones. Pídele a Dios por paz y sabiduría para manejar estas situaciones con amor y paciencia.
Ejemplo práctico: Si has tenido una discusión con tu cónyuge o hijos, en lugar de reaccionar impulsivamente, ora primero: “Dios, te pido que traigas paz a nuestro hogar. Ayúdame a tener paciencia y hablar con amor, incluso en los momentos de tensión.” Luego, puedes buscar una solución calmada y hablar con ellos de manera abierta y honesta.
5. En el trabajo: Orar por favor y dirección en nuevos proyectos
Si estás trabajando en un proyecto importante y te sientes abrumado por la cantidad de tareas o decisiones que debes tomar, pide a Dios por claridad y favor. El Salmo 2:8 nos recuerda que podemos pedir grandes cosas, incluso en el entorno laboral. Puedes orar para que Dios te dé creatividad, dirección y que las personas correctas se involucren en el proyecto.
Ejemplo práctico: Al comenzar tu día, puedes hacer una oración rápida: “Dios, hoy tengo mucho por hacer, pero confío en que Tú me darás la sabiduría y las fuerzas necesarias para hacerlo bien. Te pido que me ayudes a tomar las mejores decisiones y que todo fluya de acuerdo a tu plan.” Luego, organiza tu día con la expectativa de que Dios te ayudará a manejar cada tarea.
6. Con amistades: Orar por sabiduría para ayudar a otros
A veces, amigos cercanos pasan por situaciones difíciles y no sabes cómo ayudar. Pídele a Dios que te dé las palabras y acciones correctas para apoyar a tus amigos en sus momentos de necesidad. Esto puede implicar simplemente estar presente o saber cuándo ofrecer un consejo.
Ejemplo práctico: Si un amigo está atravesando un momento difícil, puedes orar así: “Dios, te pido que me uses para ser una bendición en la vida de mi amigo. Dame las palabras correctas para decir o simplemente el silencio para escuchar, y que mi presencia le dé ánimo.” Luego, puedes visitarlo o llamarlo para mostrar tu apoyo de manera práctica.
7. En el hogar: Oración por sueños compartidos con tu cónyuge
Tal vez tú y tu pareja tienen un sueño en común, como comprar una casa, empezar un negocio o tener hijos, pero las circunstancias parecen imposibles. Pídele a Dios juntos por esa promesa, recordando que nada es imposible para Él.
Ejemplo práctico: Tú y tu cónyuge pueden orar juntos por ese sueño: “Dios, este es el deseo de nuestro corazón. Te pedimos que nos des la sabiduría y las oportunidades para ver este sueño hecho realidad, si está en Tu voluntad.” Luego, pueden empezar a tomar pequeños pasos de fe, confiando en que Dios guiará el camino.
En todas las áreas de nuestra vida diaria —ya sea en el hogar, en el trabajo o con amigos— podemos aplicar este principio de pedirle a Dios por aquello que parece inalcanzable. El Salmo 2:8 nos recuerda que Dios está dispuesto a dar más de lo que imaginamos, pero debemos tener el valor de acercarnos a Él en oración, con fe y expectativa. Cuando lo hacemos, no solo vemos respuestas, sino que también crecemos en nuestra relación con Él. Atrévete a pedir, y vive la Palabra con V de Victoria. Atrévete a pedirle a Dios por tus mayores sueños, y confía en que Él puede y quiere hacer mucho más de lo que puedes imaginar.
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